Cómo migrar
Cambia de software o plataforma con éxito

A lo largo de la vida vamos cambiando muchas cosas, y el software que usamos no podía ser menos. Sin embargo, con el software igual que para el resto de cosas de nuestra vida, las personas vemos la vida con el filtro de nuestras costumbres, de forma que lo que hoy es parte inseparable de nuestra vida es posible que hace un puñado de años ni siquiera formase parte de ella.

Migrar es el proceso por el que las personas nos trasladamos de un lugar a otro, siendo emigrantes del país del que partimos e inmigrantes respecto al país al que llegamos. En el mundo del software utilizamos la misma palabra para cambiar de programas, dispositivos, plataformas... Y antes de seguir quiero darle un sentido concreto a esto:

  • Dispositivos: aparatos concretos con los que realizamos nuestras tareas, incluyendo diferencias técnicas entre dispositivos similares, como arquitecturas de hardware.

  • Arquitectura hardware: diseño o implementación concreta de los dispositivos que forman parte de una computadora, normalmente determinada por el tipo de microprocesador empleado. Ejemplos son Intel o AMD y sus respectivas versiones (32 bits, x86_64, etc.), ARM (popular en móviles y otros dispositivos de bajo consumo)...

  • Software: programas de todo tipo para realizar todo tipo de tareas. En ocasiones están relacionadas con la arquitectura hardware, como los sistemas operativos; otras veces con los propios sistemas operativos, como en el software de diseño CAD o de marcas como Microsoft; otras veces con el tipo de licencia o otros aspectos técnicos.

  • Plataformas: a veces nos referimos así a conjuntos de arquitecturas hardware, sistemas operativos y programas; otras veces nos referimos así al uso de servicios a través de la web (ej. Google), y otras veces simplemente al servicio empleado para nuestras redes sociales o en nuestras comunicaciones. Y con cierta frecuencia a una combinación de todas.


Una expresión tan sencilla como cambiar de programa, plataforma, etc. engloba varias vertientes. Podemos enfocarlo desde el punto de vista de cómo afecta a mi propio uso de la aplicación y desde el punto de vista de cómo afecta a mi relación con las demás personas con las que me relacionaba con o a través del software o plataforma de la que migro

Sobre el propio uso

Lo primero que pensamos al   migrar   es si seremos capaces de efectuar las mismas tareas de forma más o menos similar o cuánto tiempo nos puede llevar aprender a realizarlas.

Esto tiene que ver directamente con el diseño de interfaz y la funcionalidad.

La interfaz

Hoy la experiencia a la hora de desarrollar Interfaces de Usuario es muy grande y la mayoría de principientes en la programación han recibido abundante y buena formación en la materia. Así que con el tiempo se ha producido una cierta estandarización de conceptos, ideas y principios de desarrollo.

Como es de esperar, esto hace que la curva de aprendizaje de las interfaces de plataformas o aplicaciones sea muy suave casi siempre. Hay límites a esta afirmación: por ejemplo, no es lo mismo pasar de una aplicación como Microsoft Word® a otra similar como LibreOffice Writer que de cualquiera de ellas a usar LATEX.

Sin embargo al afrontar las migraciones lo que esperamos es que la interfaz sea igual. Somos humanos  y pretentemos hacer las mismas tareas exactamente de la misma manera.

La funcionalidad

Las mayores dudas a la hora de afrontar cualquier migración de software se refieren a la funcionalidad. El nuevo programa/plataforma ¿me permitirá hacer lo mismo que hacía antes?

No es muy probable que encuentres dos softwares que hagan lo mismo exactamente de la misma manera. En la mayor parte de los casos, la mera existencia de ambas opciones tenga su origen en las diferencias entre sus equipos desarrolladores. Eso es diferente a entender que muchas veces su éxito en primer lugar sí esté afectado por políticas comerciales, momentos culturales y otros factores. Por ejemplo, el omnipresente y ya citado Microsoft Word® tuvo que vencer la hegemonía del procesador de textos WordPerfect®.

Otras veces, las menos, hay funcionalidad que no se puede imitar porque puede estar afectada por derechos de propiedad intelectual e incluso patentes industriales, pero por supuesto esto, por ententible que sea, puede verse como un obstáculo para migrar.

Sobre la relación con otras personas

Bajo el nombre compatibilidad solemos referirnos a la capacidad que tenemos para seguir comunicándonos con otras personas de la misma forma que antes de migrar.

Aquí las migraciones de aplicaciones tienen más facilidades que las migraciones de plataformas web.

Algo tan sencillo como cambiar de correo electrónico implica poner en conocimiento de todos los contactos la nueva dirección -y que guarden esa nueva dirección. En cambio, los programas suelen comunicarse con sus ficheros y basta con poder utilizar un formato común para que todo vaya bien.

Abordando la migración

Tener éxito en una migración depende de seguir reglas como las que siguen, siempre adaptadas a todo lo dicho anteriormente:

  1. La decisión de migrar. Lo fácil es migrar porque quieres, o bien porque no te queda más remedio que hacerlo. En ambos casos tenderás a minimizar los problemas, con lo cual podrás solucionarlos o soslayarlos con más facilidad. En cambio si lo haces por modas, para quedar bien con un amigo o pariente, etc., cada obstáculo menor parecerá insalvable.

  2. Tómate tiempo, y comunica tu decisión a tu entorno inmediato. En el caso de plataformas web, incluso mantén tu cuenta de usuario en esa plataforma pero sólo para recibir mensajes o comunicaciones. No es fácil que la gente lo abandone todo para acompañarte a otras plataformas, pero es que ni siquiera es evidente que actualicen tu ficha de contacto. Ármate de peciencia y ten en cuenta que, con el tiempo, quien no puede hacer una mera actualización en su lista de contactos puede que tampoco tenga mucho interés en tu contacto.

  3. No busques soluciones exactamente iguales. Una de las ventajas de migrar es aprovecharte de algunas de esas características de ese nuevo (para ti) software. A veces puedes encontrarte que si un software carece de una funcionalidad determinada es fácil encontrar más software que te permita usar esa función. No temas a sustituir un programa por dos o tres programas. Es más, con frecuencia esto será un cambio a mejor.

  4. Nada es perfecto. Y menos mal. Te has pasado la vida migrando de un software a otro y todo ha ido bien al final. Es posible que no baste con cambiar algunos hábitos, puede que incluso tengas que renunciar a algo. Recuerda el primer punto, que has decidido migrar.

  5. Pide ayuda. No te cortes. La mayoría de comunidades, en especial las del software libre, atienden amablemente cualquier petición de ayuda para migrar. Hoy, que la mayoría de las personas de nuestro círculo estamos conectados permanentemente a Internet, migrar es algo trivial.

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